lunes, 28 de marzo de 2011

Zapatero a tus zapatos, Botín a tus botines

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En una reunión del Presidente Zapatero con cuarenta empresarios y el presidente de la CEOE el sábado pasado, Emilio Botín, si es que a este se le puede considerar empresario, parece que tomó postura sugiriendo la inconveniencia de que hubiera un adelanto electoral. Esta indicación fue acogida favorablemente por los constructores Juan Miguel Villar Mir (OHL) y Rafael del Pino (Ferrovial), así como por Borja Prado (Endesa) – Todos ellos, beneficiarios directos de importantes concesiones por parte del Gobierno. - Esta postura solo se puede interpretar como una declaración a favor de los intereses del Banco de Santander y de las respectivas constructoras y eléctrica, bien como un apoyo explícito a la gestión de Zapatero, o también como las dos cosas.

Si se trató de una declaración pública de los responsables empresariales sobre lo que interesa a sus compañías, no debemos confundirlo con lo que interesa a España y el Señor Botín está embrollando a la opinión pública a la que principalmente le interesa lo que conviene al país y no a su banco.

Si se trató de un apoyo explícito a la gestión de Zapatero, por parte del señor Botín y los responsables empresariales, haciendo abstracción de los propios intereses empresariales, sería la primera vez en la Historia de este país que los empresarios mostraran una abnegación tan generosa y desprendida de sus propios intereses. Ello, con independencia de su desconocimiento oceánico sobre la necesidad que tiene España de que el actual partido en el Gobierno se retire por unos años, y su coincidencia con la opinión más iletrada y sectaria de nuestra sociedad.

Si se trató, tanto de una declaración sobre los intereses de las empresas así como de un apoyo explícito a la gestión de Zapatero, no deja lugar a dudas de que parafraseando a Charles Erwin Wilson, ex-Presidente de General Motors, lo que es bueno para el Psoeantander no es necesariamente bueno para España.

Zapatero a tus zapatos, Botín a tus botines.



miércoles, 23 de marzo de 2011

Cuando el “Relativismo Moral” se disfraza…… NUESTROS VALORES ( II)

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Reclamaba en mi anterior entrada la necesidad de que nuestra sociedad acabara de darse cuenta y se alertarse de en qué consiste el “Relativismo Moral”, cual es su verdadero contenido, cómo funciona y cuáles son sus secuelas. Que bajo el disfraz de contienda política, bajo formas políticamente correctas, buenistas y presuntamente atractivas y tolerantes, el “Relativismo Moral” es el tipo más agresivo de cáncer social que nos amenaza. Planteaba la cuestión de ¿Qué debemos hacer?

No debemos caer en posturas maniqueas de buenos y malos. En la vida hay matices, opiniones, puntos de vista y posturas pero, en nuestro esfuerzo por procurar evitar todo maniqueísmo, tampoco debemos caer en el ocultamiento del mal que resulte obvio a toda conciencia recta. En medicina, a un tumor maligno no corresponde diagnosticarlo como, simplemente, “molesto”. Es más, hacerlo así sería muy peligroso y nada saludable para el paciente que lo sufre. Asimismo, en democracia, en leal contienda política, nunca debemos hablar de enemigos políticos sino de adversarios u oponentes pero, por otro lado, a todos aquellos personajes que puedan representar un tumor maligno tampoco sería prudente considerarlos simplemente como adversarios sino como lo que verdaderamente son. Poner en evidencia la maldad social no es, de ningún modo, adoptar una postura maniquea sino muy responsable. Es más, lo contrario, sería muy peligroso y nada saludable para la sociedad que lo padece.

Vayan a continuación las exigencias que considero ineludibles para neutralizar el tumor relativista que nos amenaza. He querido sistematizar estas condiciones desde una triple perspectiva:

La del conocimiento de nuestros propios valores y principios.

La del conocimiento del sistema relativista, que queremos erradicar.

La de qué debemos hacer y cómo debemos actuar.

Tres perspectivas que iré desarrollando en esta y las siguientes entradas de este “blog” – Comencemos con nuestro primer deber:

CONOCER NUESTROS VALORES Y PRINCIPIOS, SIN ESCONDERLOS.

Tratándose la amenaza que nos ocupa de un fenómeno cultural, es fundamental que aquellos que pretendemos ser fieles a unos principios y creencias, frente al “todo vale” relativista, conozcamos y tengamos noción clara de cuáles son esos valores y principios que debemos proclamar. No son otros valores que los que nos aportó la tradición cultural cristiana y occidental.

Por un lado, deberíamos interesarnos por conocer qué significan y cuál es la trascendencia de esos que, en una entrada anterior en este “blog”, concreté como los “cuatro valores frontera”, que ninguna persona debe transgredir, y que tan vulnerables y vulnerados se encuentran hoy día. Los valores que representan la verdad y la vida, que conforman la esencia de lo que llamamos “el bien”. Valores que se reflejan, por la eficacia de su aplicación práctica, en la Justicia y la libertad. Esos valores que se oponen a lo que es el mal intrínseco de todo ser humano.

Por otro lado, también es necesario conocer aquellos otros valores y logros sociales fruto del esfuerzo, del trabajo y del desarrollo de nuestra sociedad a lo largo de su Historia: Nuestra lengua, nuestra historia, nuestra nación, nuestra unidad, nuestra riqueza cultural. No solo poniéndolos a salvo de ataques y falsedades interesadas, sino profundizando en nuestro conocimiento de todos ellos. Sin esconderlos.

Hay que hacer un esfuerzo en profundizar en el conocimiento de todos esos valores, no darlos por asumidos y garantizados. Debemos entenderlos y justificarlos en nuestro conocimiento, y para ello debemos acudir a autores de rigor moral y conceptual, alejados de las actuales corrientes del “pensamiento débil”. Autores refrendados, como K. Popper, F.A. Hayek, L. von Mises, Julian Marías, P. Schwartz, R. Termes, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Romano Guardini, Viktor Frankl, Carlos Valverde, C.S. Lewis, y tantos otros pensadores, escritores e historiadores reconocidos que no nos van a despachar las tonterías del Ministro de Educación y Cultura de turno. Lecturas reconocidas de pensamiento e históricas, lecturas de discernimiento moral, como las expuestas por la Doctrina Social de la Iglesia y el Catecismo de la Iglesia Católica, etc. - Ese ejercicio, esas lecturas, o simples consultas, nos permitirán desarrollar criterios y limpiar fondos, desenmascarar tópicos y falsedades conceptuales. Engaños que nos los ofrecen como si fueran monedas de curso legal cuando solo son moneda falsa, como esa estúpida concepción de la igualdad, del igualitarismo que desprecia e ignora el esfuerzo y el mérito personal. Esa idea de igualdad con la que se envenena a la parte más ignorante de nuestra sociedad. Son las consecuencias de la funesta Revolución Francesa, de un estilo político que malamente disimula los bajos instintos del populacho que ha alcanzado el poder con el solo argumento del “todo vale”, o por accidente, y que necesita revestirse de falsas preocupaciones democráticas, intelectuales y sociales.

No se trata de teorizar sobre los valores, sino de conocer, con mayor o menor profundidad, la repercusión en nuestra vida cotidiana, en nuestra convivencia, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones, de todas aquellas ideas, valores y principios que hacemos nuestros, proclamarlos y no esconderlos. Ello constituye el primer deber de todo aquel que quiera hacer frente a la amenaza que representa el “relativismo moral” extendido por gran parte de nuestra sociedad. No podemos defender aquello que no conocemos bien, aquello de lo que no estamos seguros porque no lo entendemos. Es uno de los flancos que tenemos abiertos. Debemos cubrirlo. Saber qué queremos decir, y por qué, hay que defender la verdad sobre la mentira, y cuales son las consecuencias de ejercer una u otra. Saber en qué consiste la vida, y la Justicia; cómo se lleva la Libertad a la vida práctica, sus limitaciones, etc. - La batalla de las ideas es una batalla esencial para poder ganar esta guerra contra el relativismo.

En la próxima entrada trataremos de abordar algunas características del sistema relativista para conocerlo y saber de qué hablamos antes de combatirlo.


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jueves, 3 de marzo de 2011

Cuando la corrupción del “Relativismo Moral” se disfraza de contienda política (I)

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No deben de preocuparnos tanto los personajes concretos como la influencia de esa corrupta y socialmente disolvente ideología de la que una parte destacada de la casta política es representante y garante. Un pensamiento que no es pensamiento sino intereses espurios de la propia casta, una ideología que no es nueva, pero que estos fundamentalistas del relativismo moral sí que nos la ha vuelto a “sentar a la mesa”, actualizándola en formas políticamente correctas a nuestro tiempo. Ahora bien, aunque los personajes salgan de la foto, porque antes o después saldrán, el relativismo de su “contracultura” se resistirá porque contiene elementos consustanciales a la maldad humana.

Actualmente, nuestra sociedad está sometida a dos agresiones culturales graves ya evidentes, una externa, la del fundamentalismo teocrático del islamismo radical, y otra interna, la del fundamentalismo laicista del relativismo moral. La pretendida tolerancia viene a manifestar la evidencia de lo que en realidad solo es la alianza estratégica de unos intereses compartidos en contra de nuestros valores tradicionales. Concretamente, en contra de los valores del Cristianismo, enemigo común de estos dos fundamentalismos. Una vez más, los extremos se tocan y se abrazan en una “Alianza de Corrupciones”, y los dos fundamentalismos totalitarios se apoyan estratégicamente en una coalición que a los dos conviene.

En una amena conversación entre preocupados amigos en la que me encontraba hace unos días, surgió la cuestión del hostigamiento al que está siendo sometida la Iglesia Católica en muchas partes del planeta. Persecución, por parte del mundo islámico, que va desde la incomprensión sobre algunas declaraciones de Benedicto XVI, hasta situaciones de violencia física como las que vienen padeciendo Asia Bibi en Pakistan o Said Musá en Afganistán. - ¿Qué está haciendo la “Alianza de las Civilizaciones” a este respecto? - Abundando en la cuestión, desde dentro de la propia Europa, no podemos olvidar el reciente rechazo del que fue Presidente de la afortunadamente fracasada “Convención sobre el Futuro de Europa”, el ex-presidente francés Giscard D’Estaign, a querer incluir en el Preámbulo del proyecto de Constitución Europea el reconocimiento de la deuda cultural de Europa con el Cristianismo, pretendiendo hacer una mera referencia a la inspiración en la UE de las "herencias culturales, religiosas y humanistas”. Son solo unas pequeñas muestras de la situación de acoso mundial que, por acción u omisión, sufre el Cristianismo, fuera y dentro de Europa.
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Por otro lado, en nuestra tertulia se planteó la cuestión de si, a la vista de algunas iniciativas llevadas a cabo recientemente por gobiernos europeos y algunas autoridades eclesiásticas, ante la Unión Europea, en defensa de los cristianos acosados, se había ya comenzando a tomar conciencia del asunto, y se estuviera produciendo un cambio de actitud que hiciera frente a la “cristofobia” laicista que, desde el relativismo moral, nos invade.

Para ser realistas, a pesar de todas estas posturas que puedan estar tomándose ante agresiones del fundamentalismo, posturas que merecen nuestro reconocimiento y apoyo, el “tsunami” cultural laicista al que actualmente estamos sometidos no da lugar a mucho optimismo. En este sentido, el tono de las opiniones de quienes participábamos en la tertulia no permitió gran optimismo.……………. Y, entonces, ¿Qué hacer?

¿Qué hacer?......... Esta cuestión reflejaba el sentido de impotencia que flotaba en todos nosotros, y la interpelación que nos hacíamos. La misma pregunta que tantas personas de hoy día se plantean en tantos otros órdenes de nuestra convivencia social. ¿Qué hacer frente al “tsunami” cultural del fundamentalismo laicista y relativista que sufre nuestra sociedad?

Metidos de hoz y coz en un país como el nuestro, en el que todavía no existe riesgo social inmediato de lapidación física por ser cristiano, tiempo al tiempo, pero sí de abierta lapidación moral y hostigamiento oficial a los valores cristianos por medio de las políticas laicistas y disolventes que fomenta parte de nuestra clase política; metidos de hoz y coz en un país como el nuestro, más pronto a la emoción que a la reflexión, es recurso fácil pensar que el día en que uno u otros personajes dejen sus responsabilidades políticas……… “se acabó la rabia”. – Nada más erróneo y equivocado. Esta hidra de siete cabezas aparece, y reaparecerá, en cualquier parte del espectro político, a la derecha y a la izquierda. Estos personajes no son nada más, ni tampoco nada menos, que excelentes embajadores de esa contracultura relativista, pero el “tsunami” cultural continuará hostigándonos hasta que una renovada sociedad civil regenerada no arraigue hábitos sociales que levante diques de contención, morales y legales, cimentados en una amplia franja de la opinión pública.

A una irresponsable parte de nuestra sociedad no le importa la falta de creencias y criterios del “todo vale” relativista, otra parte de la sociedad más responsable respeta el compromiso con los valores cristianos de nuestra tradición cultural ya insertados en el marco de una moderna sociedad plural..……… Mal lo tenemos ante el enemigo externo del fundamentalismo teocrático del islamismo radical, si antes no ponemos freno al enemigo interno del fundamentalismo laicista que representa el “todo vale” relativista, no solo de los personajes que lo encarnan, sino del propio núcleo de intereses que representan……… Ese núcleo populista de intereses que, arrogantemente, quiere hacerse pasar por “políticamente correcto” y descalificar al resto de la sociedad como de extrema derecha o ultra-católica.

Pero, entonces, ¿Qué hacer?....... Insisto, no deben de preocuparnos tanto los personajes concretos como la influencia de esa corrupta y socialmente disolvente ideología de la que estos sujetos son destacados representantes y garantes. - Antes que nada, nuestra sociedad debe acabar de alertarse de que, bajo el disfraz de contienda política, bajo formas políticamente correctas y presuntamente atractivas, el “Relativismo Moral” es el tipo más agresivo de cáncer social que nos amenaza. Un cáncer cuya metástasis puede alcanzar a cualquier partido o porción del cuerpo social. Entonces, habremos dado el primer paso.

Si el tono de la tertulia no llegó a ser de optimismo, nuestra obligación es transformar activamente las condiciones de nuestra sociedad para justificar el optimismo que, como cristianos, nunca debemos perder.
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En la segunda parte de este artículo intentaremos ver cómo abordar este reto……….. ¿Qué hacer?





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