jueves, 3 de abril de 2014

La espiral de la gilipollez y el "voto útil"



Esta casta política que ha devenido, al menos, en gilipollas (no es ofensa, es pura descripción…. RAE / “gilipollas” / “gilí”: . adj. coloq. Tonto, lelo. U. t. c. s.) ha perdido, si alguna vez ha gozado de ella, no solo la vergüenza, que hace tiempo que perdió, sino el sentido común y el del ridículo, asentando sus reales posaderas en la estupidez, en la estulticia y en el latrocinio . El sandio y aldeano anticlericalismo del que ha hecho siempre gala una izquierda que es casi todo menos izquierda moderna, ha venido a confundirse con el acomplejamiento de una derecha falta de carácter, desnatada y simplona que también es casi todo menos derecha moderna.

Lo importante para todo ese populismo y anticlericalismo jacobino y decimonónico que discurre desde el renovado comunismo totalitarista de Diego Cañamero y Sánchez Gordillo, Willy Toledo o Jorge Verstringe y que, pasando por el trile del "toco-mocho" sindical de Fernández Toxo y del Cándido Moxo, que también impregna a la Izquierda Hundida, al esperpéntico PSOE heredado del zascandileo zapateril y a la Rosa que sufre erisipela cuando oye el himno nacional y las "terribles amenazas" del cardenal Rouco, para desembocar, al grito de "al suelo que vienen los nuestros!!!", en el acomplejado arriolismo “progre” del PP……, digo, lo importante para todos ellos, parece que es abrir un debate sobre si el funeral de Estado de un católico, como declaradamente lo fue Adolfo Suarez, debe ser laico. 

Pronto, pedirán, abrir una comisión parlamentaria, con traducción simultánea a las diferentes lenguas aldeanas, para discutir la conveniencia democrática de que los asistentes a este tipo de funerales haya que establecerlo en proporción al número de escaños de cada partido de la Cámara. Eso sí, según la Ley de D’hondt, lleno de nacionalistas vascos y catalanes, aldeanos enamorados de su ombligo, que amenizarán el funeral laico con sus chistularis y su butifarra, respetando la igualdad entre el número de hombres y mujeres, rubios y morenos, de homosexuales y heterosexuales, de blancos y negros, tontos y tontas….. Todo ello, bien democrático y muy laico. La familia del finado, como célula social fascista, retrógrada y no democrática, deberá quedarse en casa. 

Mientras todos esos políticos deberían estar tomando ejemplo de las últimas Cortes franquistas para tomar las de Villadiego, los nuevos partidos surgidos en la derecha e izquierda moderada, Ciudadanos y VOX, aquellos que pretenden adecentar la vida política, intentarán sacar cabeza en las próximas elecciones, sin dinero y sin apoyos por parte de una prensa vendida y amordazada por la partidocracia reinante, de la televisión basura y de una sociedad ignorante y atontada que se columpia entre el “buenismo” y el “malismo”. 

Tratando de ser objetivos, la verdad es que no todos los políticos son gilipollas laicistas, si bien la “generalitat” sí lo son, a la par que zascandiles e inútiles. 

Por todo ello, tendremos que ver cómo evitamos y nos aislamos eficazmente, desde el sentido común y la responsabilidad, de la espiral de gilipollez a la que cada día nos invitan nuestros políticos para que, pagando nosotros los gastos, alcancemos el estúpido objetivo de igualdad social por el que todos lleguemos a ser gilipollas.

Habrá que olvidarse del "voto util", que después es inutil, y empezar a votar a aquellos con los que compartimos no solo las ideas que proponen, sino cómo esperamos que se van a comportar.




lunes, 6 de enero de 2014

EL INSINUANTE PAPA FRANCISCO



Desde los inicios del pontificado del Papa Francisco se ha generado preocupación, incertidumbre y polémica dentro de algunos círculos por algunas de sus entrevistas y declaraciones. Aunque se pretenda disimular, no es ningún secreto que el Papa Francisco parece tener un lenguaje insinuante que genera perplejidad. Esto es así, aunque bien es verdad que siempre habrá quien niegue la lluvia en medio de un torrencial chaparrón antes del Diluvio Universal, desmienta la crisis económica ante lo que estamos padeciendo o alegue instrumentalización de sus palabras. No creo que sea bueno ocultar los hechos, tampoco hay motivo para hacerlo. Los polémicos comentarios no solo se refieren a temas económicos o políticos relacionados con la pobreza del mundo, sino también sobre asuntos de moral. 
En este contexto, es oportuno comenzar nuestra reflexión recordando las palabras de Benedicto XVI al final del prólogo de su libro Jesús de Nazaret. Dice Benedicto XVI: "....este libro no es en modo alguno un acto magisterial, sino únicamente expresión de mi búsqueda personal «del rostro del Señor» (cf. Sal 27, 8). Por eso, cualquiera es libre de contradecirme. Pido sólo a los lectores y lectoras esa benevolencia inicial, sin la cual no hay comprensión posible." 
Sin duda, esta invitación no solo es conveniente para la lectura del libro de Benedicto XVI, sino que puede ser muy oportuna para, inicialmente, discernir opiniones que nos generen perplejidad. También, es una pertinente sugerencia para escuchar al Papa Francisco e intentar comprender lo que nos quiera decir. Es una indicación de Benedicto XVI que nos recuerda que, junto a la necesaria “benevolencia inicial” también cabe la disconformidad cuando las palabras de un Pontífice no sean reflejo de un acto magisterial de la Iglesia. En tal caso, es posible, enriquecedor y conveniente, el juicio y la discrepancia seria, rigurosa y bien intencionada. Incluso si la materia es de contenido intelectual o referida a valores cristianos y evangélicos. Con más razón, si las opiniones del Papa son ajenas a dichos valores y versan sobre economía, informática u otras ramas de la ciencia, técnicas u otros ámbitos del saber. Dentro de la obediencia, los católicos no debemos confinarnos a ser fieles autómatas impersonales e irreflexivos. La religión Católica, la Iglesia universal por excelencia, ofrece más riqueza a sus fieles que este tipo de actitud. 
En el plano económico, no pueden dejar de crear perplejidad las genéricas críticas del Papa a los mercados financieros. Críticas que, aun reconociendo la existencia de enormes injusticias económicas en el sistema de libre mercado –no tan libre en muchos casos- , merecerían unas buenas dosis de matización si no se quiere caer en un populismo intervencionista que históricamente ha demostrado, entre otras desgracias, su evidente capacidad de empobrecimiento social con graves recortes a la libertad de las personas. Asimismo, en el orden político, también cabe recordar las declaraciones del Papa Francisco, innecesarias e inoportunas en mi modesta opinión, sobre su personal postura de que nunca ha sido de derechas. Esta afirmación no solo parece no tener en cuenta a los millones de fieles que tiene la Iglesia que sienten compartir este simplista encasillamiento político, sino porque ser de derechas no adolece de inferioridad moral y, además, es absolutamente asumible por el cristianismo católico y muchos de sus santos.  
En cuanto al orden moral, tampoco se pueden pasar por alto, sin mayor matización, las referencias morales de su entrevista a la revista jesuita Civiltá Católica que, en coloquio con el periodista Eugenio Scalfari, quedan contextualizadas con sus entrecomillados: "Cada uno de nosotros tiene una visión del Bien y del Mal. Nosotros debemos animar a dirigirse a lo que uno piensa que es el Bien". Usted, Santidad, ya lo escribió en la carta que me mandó. La conciencia es autónoma, dijo, y cada uno debe obedecer a la propia conciencia. Creo que esta es una de las frases más valientes dichas por un Papa."Y lo repito. Cada uno tiene su propia idea del Bien y del Mal y debe elegir seguir el Bien y combatir el Mal como él lo concibe. Bastaría eso para cambiar el mundo".... Palabras ambiguas, cuando menos, que parecen inducir al relativismo que supondría dejar en cada individuo la responsabilidad de decidir en qué consiste el bien y qué es el mal.... de comer la fruta prohibida del árbol del bien y del mal. 
A la vista de todo lo anterior, quizá sea conveniente recordar que, en el Magisterio extraordinario y Ordinario de la Iglesia pueden establecerse cuatro niveles:
  • Primer nivel de magisterio: Una definición infalible del Papa.....
  • Segundo nivel: La enseñanza del magisterio episcopal en comunión con el Papa.....
  • Tercer nivel: El magisterio ordinario del Papa, cuando este expresamente ejerza un juicio definitivo en materia de fe o moral que era antes debatida...... y
  • Cuarto Nivel: Pronunciamientos que no son infalibles. No requieren el asentimiento de la fe pero sí una sumisión religiosa de la voluntad y del entendimiento (Cf. Canon 752 de la nueva Ley Canónica).
No es al caso, no es mi intención, hacer una relación exhaustiva de todas las perplejidades que el Papa Francisco pueda haber generado, tampoco hacer referencia a anécdotas sobre su comportamiento o preferencias personales en materia de indumentaria u otras opinables intervenciones que pueden ser, más o menos, de nuestro gusto personal y a las que, muchas veces, se les puede haber dado una interpretación y dimensión trascendental presumiblemente injustificada. Entiendo que sería preferible que su lenguaje fuese menos insinuante, más directo y clarificador para evitar el riesgo de mala interpretación o las constantes aclaraciones del portavoz de la Santa Sede el P. Lombardi, pero no se trata de lo que nosotros podamos preferir sino de su propio estilo o lo que él pueda pretender. 
En este contexto, y sin intención de menoscabar la admiración que puedan merecer aspectos de sus propuestas, me parece relevante llamar la atención sobre la inconveniencia de algunos fieles al expresar efusivas adhesiones, siempre innecesarias e inevitables, a cualquiera que sea el gesto o frase del Papa. El vehemente y rechazable fervor de aquellos que serían capaces de aplaudir con las orejas a San Pedro negando a Cristo.... y porque es San Pedro, sin mayor discernimiento, solo porque es apóstol y santo.- Unas actitudes, las de los aplausos incondicionados e inusitados que, más que de fidelidad, bien podríamos calificarlas de emotivo papa-natismo y que, más que reforzar al vicario de Cristo; más que reconocer con humildad la pobreza de la condición humana dentro de la grandeza a la que está llamado el Pontífice, son actitudes que empobrecen su Primado y realzan, de forma grotesca, las miserias humanas de nuestra indigencia humana, incluida la de San Pedro. - A las certeras palabras de Benedicto XVI me remito y procuro ajustarme, tanto en lo que se refiere a la necesaria benevolencia que es exigencia para una buena comprensión, a la buena voluntad y obediencia magisterial, como a la posibilidad de contradecir con respeto y rigor todo aquello que no pertenece al Magisterio de la Iglesia. 
En elaborar nuestro propio criterio y opinión sobre lo que se nos proponga, la previa reflexión personal contrastada con otras opiniones autorizadas sobre la materia en cuestión, libres de prejuicios y tópicos sociales e ideológicos y guiados por el Magisterio de la propia Iglesia parece fundamental. Por otro lado, dentro de nuestro respeto y fidelidad a la Iglesia, precisamente por eso, queda nuestra libertad de expresar opiniones y discrepancias sobre declaraciones y opiniones del Santo Padre, procurando siempre evitar dar pie a frívolos comentarios, públicos o privados, a lo que solo son opiniones, observaciones personales del Papa. En cualquier caso, por una parte, siempre queda la preocupación de la responsabilidad que conlleva para el Papa la opinión personal de quien ostenta el Primado de la Iglesia y su efecto sobre la formación de la conciencia de los fieles, por otro, la de aquellos que pueden enjuiciar dicha opinión. Para estos últimos, cada matiz de la invitación de Benedicto XVI en su libro, referida en el inicio, es un tesoro.