martes, 3 de octubre de 2017

Diálogo.....Hay cosas que no se predican !!!



Parece haberse puesto de moda predicar diálogo. Es otro de esos hábitos actuales de la corrección política con el que se pretende quedar muy bien y no aportar soluciones efectivas, ni mojarse. Dialogar es hablar sobre un tema concreto, no simplemente hablar. También, se puede hablar con alguien pero no dialogar sobre un tema en particular.

Como el respirar, hay cosas que no se predican sino que son consustanciales a una persona viva. Lo mismo pasa con la predicación del diálogo.

Se puede inspirar y exhalar y no respirar, porque la atmósfera es irrespirable. Se puede hablar y oír a otra persona pero no dialogar con ella, porque quizá tampoco las condiciones son las adecuadas. Cuando se echa en falta la respiración es porque han existido, previamente, dificultades respiratorias y, aún antes, otro tipo de disfunciones orgánicas propias, o ambientales, serias. No cabe predicar la necesidad de respirar, como no cabe predicar la necesidad de dialogar, sin antes crear las condiciones para ello.

Pero el diálogo, a diferencia de la respiración, es cosa de dos y  viene en el mismo paquete de la racionalidad y de la relación humana. Si no existe, es muy probable que previamente también se haya perdido la racionalidad, e incluso gran parte de la propia humanidad.

No es racional, como frecuentemente ocurre muchas veces, reclamar diálogo para aquellos que solo adoptan posturas inflexibles e inamovibles a las que no están dispuestos a renunciar. Aquellos que no está dispuestos a entrar en razones o intereses argumentados y razonados. Solicitarlo en estas condiciones solo puede ser una postura de corrección política para aparentar una humanidad y una racionalidad que dista mucho de serlo.

Predicar la necesidad de que alguien ejerza el diálogo es presumir, en aquellos para quienes se solicita diálogo, su precaria racionalidad y humanidad. Una situación que reclamaría la necesidad del previo arreglo de muchas otras disfunciones orgánicas que generalmente se olvidan o ignoran.

En la respiración, se trataría de restablecer una funcionalidad que se ha perdido y de recuperar la capacidad de los pulmones o la de una atmósfera adecuada y oxigenada. En el diálogo, la de regenerar la pérdida de racionalidad y la necesidad de unas reglas y unos principios de convivencia ausentes, propios de una sociedad civilizada. Es decir, la urgente exigencia de unas reglas y unos principios mucho más perentorios que el propio diálogo porque sin éstos el diálogo es imposible.

Sin embargo, no debe olvidar quien reclame diálogo, incluso si lo hace una de las partes involucradas, que el diálogo es cosa de dos pero, muchas veces, solo falta de una de las partes encastillada en una postura más que en un verdadero interés.


martes, 5 de septiembre de 2017

El despotismo interno



El Despotismo político siempre está acechando bajo distintas caretas. Desde el Islamismo radical, pasando por las dictaduras militares y regímenes despóticos, hasta los sistemas disfrazados de democracias, pero políticamente corruptos, invadidos por ideologías despóticas.

Ahora, en Europa, empezamos a asustarnos del despotismo islámico cuando aún no hemos escarmentado del despotismo comunista que sufrió el mundo el siglo pasado y que todavía sufre en grandes partes del la geografía en estos días.

¿Por qué nos da más miedo el despotismo islámico que el del comunismo, el despotismo totalitario de los Podemitas o el de otros tipos de Populistas, etc.? – El final de sus respectivas historias es el mismo: Establecer un sistema despótico que sojuzgue a sus súbditos.

¿Por qué somos tan tolerantes con el despotismo interno de los Podemitas y aquellos de nuestros políticos que, disfrazados de demócratas no creen en la separación de Poderes, o sortean las leyes, con un comportamiento nada demócratico y, en cambio, nos asusta tanto el despotismo externo de los islamistas si las consecuencias de su totalitarismo son las mismas?

Es verdad que el reto del despotismo de los islamistas radicales es un peligro que nos acecha con violencia física, pero no es menos verdad que el reto del despotismo de nuestros propios políticos es también un serio peligro interno que nos acecha con violencia sobre nuestras creencias y valores logrados durante siglos de cultura. Todos, para beneficio propio.

No debemos dejar que el Despotismo interno de nuestros políticos, más silencioso y cercano, utilice como “cortina de humo” que lo tape, al también amenazante terror islámico, más aparente y ruidoso.

Cuanto más fuertes sean los valores tradicionales y culturales de nuestra sociedad, cuanto menos falsas sean nuestras democracias y menor el riesgo de Despotismo interno, mejor nos defenderemos del Despotismo externo. Los intentos de los déspotas, tanto internos como externos, siempre lanzarán a los ciudadanos acusaciones de fascismo, ultracatolicismo, islamofobia, etc., contra aquellos valores que les impiden arraigar su poder despótico con falsos argumentos de un más que discutible progresismo o nacionalismo identitario. Valores claros y probados por la Historia son los que hacen falta y no arengas de cambio a no se sabe donde, igualdades anti-natura, progresismos que van para atrás y ecologismos buenistas de tres al cuarto.

Desde nuestra postura de ciudadanos de a pie, podemos frustrarnos ante nuestra incapacidad e impotencia para hacer algo. Esta postura es un perverso espejismo. Cada uno de nosotros tenemos una zona de influencia y responsabilidad en el que crear una opinión pública y unos modos de comportamiento.

Concretamente, podemos rechazar y combatir al Despotismo Interno cuando:
  • Rechazamos y combatimos la mentira de los mentirosos.
  • Rechazamos y combatimos cualquier tipo de muerte física o intelectual.
  • Rechazamos y combatimos a aquellos que ignoran la Justicia ofreciéndonos injustos sucedáneos, como melífluas igualdades anti-natura.
  • Rechazamos y combatimos a aquellos que coartan libertades, o las agreden amparándose hipócritamente en la propia libertad de expresión.
No nos engañemos, el Despotismo del poder político, sea de cualquier signo o color, disfrazado de una u otra forma, mayor o menor, siempre acecha sobre cualquier sociedad……… y el más peligroso suele ser el más cercano !!!




lunes, 28 de agosto de 2017

La “Manifa” Real


Días después del atentado terrorista del 17 de agosto pasado en Barcelona, recibí un mensaje de WhatsApp con el siguiente texto: “En la manifestación de esta tarde contra el terrorismo a mí me representa el Rey. Hagámoslo circular entre todos los españoles de bien“. Ni  decir que, respetando la opinión de aquellos que comparten esa postura, no accedí a la petición de distribuirlo.   

“La niña de Rajoy” apareció en la manifestación, esta vez, junto a la nieta "intelectual de Zapatero". La primera, disfrazada de musulmana, y la segunda con el uniforme de medio luto del segundo curso de "estudios góticos”. Ambas, flanqueando al Rey. Por su parte, Rajoy y Puigdemont, en posiciones institucionalmente equidistantes con respecto al Rey que presidía la "manifa"...... ¿Quién si no?

Manifestarse, es expresar algo a alguien. El sentido de una manifestación pública es, y será, el de que los ciudadanos puedan expresarse ante sus autoridades. Pero, si los gobernantes renuncian a la responsabilidad de permanecer en su sitio y se esconden entre los ciudadanos.. ¿Qué sentido  tiene una manifestación? ¿ante quién se presentan y expresan? 

Primero.- Durante casi cuarenta años, hemos tenido a un Rey con vocación “campechana” que no supo ganarse la dignidad que le hubiera correspondido por nacimiento y circunstancias, y que hubiera sido la única oportunidad que se le brindaba para compensar, con el respeto de los ciudadanos, los exiguos poderes que al Rey le otorga nuestra Constitución. No supo, ni tampoco quiso, aprovecharla. Me recuerda a Boabdil. ZP ya manifestó que el Rey Juan Carlos era “bastante republicano”. 

En una monarquía como la británica, no me imagino a la Reina Isabel de Inglaterra yendo de “manifa”. Evidentemente, no estamos en Inglaterra y no sabemos la vocación que nos ofrecerá Felipe VI. Pero presidir “manifas” no creo que sea la función institucional de un rey para ganar en dignidad al rodearse de abucheos. Aunque en España…. ¿quién sabe? - 

¿Cómo me voy a sentir representado por el Rey o por aquellos ante quienes exijo medidas y responsabilidad? ¿qué necesidad tengo de que nadie me represente en una manifestación ante no se sabe quien y me abucheen en esa cabalgata carnavalesca? ¿han perdido la vergüenza o se han vuelto locos?

Segundo.- Cómo voy a solidarizarme con las plebeyas autoridades del separatismo catalanista. Con un “Presidente panocho” (RAE, acepción 5ª) y una alcaldesa de Barcelona, y demás cohorte, que con su deslealtad tradicional insultan y traicionan al país al que pertenezco, España, unas cuantas veces al día. Cómo voy a solidarizarme con unas autoridades que ponen como cabeza de su Consellería de Interior a la mismísima ordinariez barriguda de un “Conseller butifarra” que ejerce de porta-farfullos de los Mossos. Con esta patulea, ni me voy de “manifa” ni me siento a la mesa, por la simple razón de que yo tengo costumbre de utilizar cubiertos y servilleta a la hora de almorzar.  

¿Cómo me voy a manifestar y mostrar unidad junto a estos desleales aldeanos del 3% y la butifarra? ¿Yo, manifestarme con ellos? ¿de qué y por qué?

Tercero.- Con las autoridades centrales, tampoco me apetece irme de excursión porque, o son de una ingenuidad pasmosa, rayana en la estupidez, que no aprende, o son absolutamente hipócritas. Unas autoridades que, además de solidarizarse con el separatismo que dice no tener “por”, resulta que “tampoc ten vergonya”. – Porque la manipulación que supone la corrección política de proclamar unidad y coordinación operativa con los “Mosos”, falsa e ineficaz a toda objetividad, revela su protervo fariseísmo más que su ingenuidad.

Además, si la hipocresía de nuestras autoridades no resultara a todas luces evidente, su ingenuidad, teniendo la responsabilidad de los cargos que ostentan, sería extremadamente peligrosa. Tanto para enfrentarse al terrorismo, como al separatismo y al neo-comunismo chavista de los ahora silentes Sánchez y de Podemos.…. Más nos vale que sean unos hipócritas adictos al minuto de silencio, al bulto de una manifestación populista y a proclamar frases grandilocuentes para, después, comportarse durante 365 días sin vergüenza, que sean unos ingenuos.Ahora bien, si son unos hipócritas, tendrían que hacer muchas otras manifestaciones con los lemas de “No tinc vergonya” , “No tinc lealtat”, “No tinc dignitat”, “No tinc educaciò”…. “Soc el ordinari de la butifarra”, etc.

Para tener vergüenza, primero hay que ganarse la dignidad. Una dignidad que ni está ni se le espera….. ¿Cómo me voy a manifestar junto a estos fariseos hipócritas? ¿yo? ¿manifestarme y dejarme manipular por unas arengas que dicen no escuchar los abucheos que les hacen? ¿de qué? ¿a qué santo?

Cuarto.- Ni un minuto de silencio laicista, ni una manifestación con esta gente, ni en Barcelona ni fuera de ella…. Prefiero hacerlo desde mi casa, elevando una sincera oración personal por las víctimas….. Mientras me dejen estos demócratas de pacotilla, poder proclamar libremente mi opinión para evitar la corrección política en mi entorno. En todo caso, si he de hacerlo públicamente, hacerlo en compañía de personas sanas, sencillas y sinceras, como las de la plaza de toros de Sanlucar de Barrameda.




martes, 21 de febrero de 2017

La recuperación de la Verdad



El periodista Hermann Tertsch, ante la confusión en todos los ámbitos del momento actual, en su artículo “La Actitud como brújula”, lleva a cabo una interesante reflexión que transita entre la especulación y la intuición histórica. Una especulación que nos lleva a indagar sobre cómo el comportamiento humano orienta la dinámica histórica. Una intuición enraizada en su propia cultura europea. Es la siguiente:  

“Sin embargo, hay señales de que nos enfrentamos a una gran tempestad comparable a la que llevó al hundimiento del «mundo de ayer» de 1914-18. Cien años después, todas las cartas parecen volver a barajarse y lo que parecían realidades inmutables muestran una fragilidad que produce vértigo. Hay zozobra e indecisión. La democracia que nadie había puesto en duda como la mejor forma de  gobierno imaginable en los pasados setenta años es cuestionada en su funcionamiento y eficacia para afrontar los problemas actuales. Los llamados expertos y las elites globales se alzan contra mayorías a las que desprecian y estas cuestionan por primera vez autoridad y potestad de aquellos. Como tras la Gran Guerra, pronto podríamos estar sin anclajes al mundo político del pasado. Quienes no han asumido la lógica de su existencia como insecto casual, ni se entienden como juguete resignado y carne de urna, quizás encuentre ese anclaje íntimo del hombre en soledad de la actitud para afrontar el cataclismo al que podríamos estar abocados. Por pura voluntad de entender y compartir con semejantes en la vertiginosa transformación. Cierto, para ello habría que recuperar conceptos como el honor y la verdad. Será difícil, pero da la impresión de que puede ser la única brújula en una tormenta de violencia desconocida.”

Zozobra e indecisión que devienen en incertidumbre para la sociedad actual……

Cuestionamiento de la democracia como un sistema político que hasta hoy se consideraba como el menos imperfecto, el mejor de los posibles, por el que las élites expertas y minoritarias se alzan contra las mayorías arrastradas por unos irracionales populismos antisistema que ellas mismas generaron…….

Colapso de los cimientos de la sociedad actual…..

Ante este panorama de la realidad actual, Hermann Tertsch solo encuentra los necesarios cimientos de la nueva sociedad que ineludiblemente emergerá indagando en la intimidad de la naturaleza humana para recuperar los valores del honor y la verdad…… Es un sugestivo análisis prospectivo.

Por mi parte, lo concretaría en la recuperación de la verdad, tan traicionada en la actualidad, y que no consiste en otra cosa que asumir la realidad del mundo y de las cosas. Una recuperación que exigiría, en primer lugar, aplicar esa realidad recuperada para redefinir los conceptos de lo que es la Vida humana, la Justicia y la Libertad humana, hoy día enmascarados bajo esos falsos tótems sin contenido real que son la Igualdad, los falsos derechos, el dialogo y toda la parafernalia que viste a la corrección política.     

A falta de líderes sociales, solo una actitud social que rechace la falsedad y defienda y abandere la verdad y realidad de las cosas aplicándola a la Vida humana, a la Justicia y a la Libertad de las personas, con el único baluarte y fortaleza de la opinión pública, puede llevar adelante ese proceso. Es la eterna lucha entre  la Verdad y la Mentira, entre la Realidad y la Fantasía, entre el Bien y el Mal…… No es maniqueísmo, es la propia naturaleza humana en la última de sus esencias.   

O estás comprometido con la Verdad, o estás con los que mienten….. O estás con el Bien, o estás con el Mal. Al final, el hombre de hoy y de siempre es así de simple. Lo demás, en la intrascendente insustancialidad de la sociedad actual, es pura corrección política….. Es decir, mentira y maldad disfrazadas. 



martes, 17 de enero de 2017

Oxfam, TV13 y la “Progrez Social”



En el telediario de ayer tarde, apoyándose en un informe de la ideologizada y jesuítica ONG Oxfam, TV13 emitió un deplorable reportaje encabezado con un miserable “titular pancarta” que aludía a la brecha entre ricos y pobres en España. Naturalmente, no se limitaba a sensibilizar a la audiencia sobre las indeseables condiciones de aquellos desfavorecidos que padece la sociedad y que son particularmente dignos de nuestra atención y solidaridad. Más bien, el desarrollo del reportaje giró en torno a dos posturas anticristianas, la que suscita y fomenta la envidia de aquellos con menos recursos hacia los más ricos y la de la subliminal condena y exposición en la plaza pública de aquellos que crean riqueza. TV13 puso su granito de escarnio social señalando a Amancio Ortega, a su hija Sandra Ortega Mera y al empresario Juan Roig, destacando que el conjunto de sus respectivas fortunas corresponde a la riqueza del 30% más pobre en España, es decir, 14,2 millones de personas, la población total de Cataluña y la Comunidad de Madrid juntas. El sesgo del reportaje no parecía querer mostrar la brecha existente entre dos segmentos genéricos de la población sino la condena concreta, el desprestigio con dedo acusador hacia tres ciudadanos españoles que han creado miles de puestos de trabajo que sostienen a miles de familias y que han generado una indiscutible riqueza para nuestra sociedad.

¿Qué se propone desde esta televisión de la Conferencia Episcopal? ¿Qué se propone desde Oxfam?........ ¿rechazar la creación de puestos de trabajo y riqueza para limitarse a distribuir la pobreza?...... ¿Qué esos tres ciudadanos no son ejemplo de moralidad y emulación?....... Cabría preguntarse la experiencia de estas entidades en la creación de riqueza, así como cuántos puestos de trabajo y qué parte del PIB nacional han generado estas dos entidades. Parece que estas instituciones todavía no han descubierto algo tan sencillo como que la verdadera lucha contra la pobreza solo se lleva a cabo con la creación de riqueza, no con el reparto de la pobreza…… Aunque quizá guste más esto último porque no exige trabajo ni esfuerzo..... Por lo menos, el propio. 

No puede dejar de llamar la atención la frecuencia con que numerosos personajes e instituciones que se arrogan autoridad moral y exclusividad en lo que se refiere a solidaridad social nunca han creado un puesto de trabajo productivo, no artificioso, ni tampoco un euro de riqueza real. Solo saben reclamar para sí mismas la distribución de lo que otros han creado con su esfuerzo para, además, denigrarlos y exponer sus cabezas clavadas en picas mostrándolas en los telediarios de la plaza pública como detestables capitalistas del “descarte social”. Los valores que se proclaman no parecen muy cristianos, sino los del resentimiento social y la envidia hacia quienes crean riqueza. Eso sí, todo ello proclamando la igualdad (…en la pobreza), a base de esquilmar a quien la crea.

Parecería oportuno para un cristiano preocupado por estas cuestiones interesarse en buscar qué pasaje evangélico o de la Biblia habla de la igualdad como valor cristiano o de si la riqueza, en sí misma, es mala……. Sorprendentemente, muchos podrán comprobar que el valor de la Igualdad es marginalmente cristiano ya que solo aparece tres veces en el contexto circunstancial de dos CartasApostólicas 

Si bien Jesús proclama en el Evangelio las dificultades que existen para que un rico alcance la salvación, no recuerdo que condene a ninguno de ellos aunque sí que lo hace con los hipócritas. Tome nota la Conferencia Episcopal y con ella 13 TV y la jesuítica Oxfam.